ANÉCDOTAS DE CINE: CENSURANDO A BERTOLUCCI




El Cine Guayaquil, anunciaba el estreno de la película La Luna, dirigida por Bernardo Bertolucci, para el miércoles 2 de julio de 1980, dando así inicio a las festividades julianas, como podemos apreciar en el afiche de promoción. 


La cinta ya venía haciendo ruido por su polémica trama, describiendo una inapropiada relación entre madre e hijo, y con la factura del gran director italiano, se había generado una alta expectativa en Guayaquil, pero como ocurre en la vida, en el arte no siempre hay consensos entre lo que es apropiado o no. 


La entrada al cine tenía un costo de 30 sucres, y se dio la proyección de matiné a las 2:30 de la tarde sin ningún contratiempo, fue para la función de especial a las 6:30 cuando llegó un piquete de policías por orden de la Intendencia General de Policía, dependencia cuya cabeza era Abdalá Bucaram, su orden era clausurar el cine por proyectar una película indebida.


Alrededor de 700 personas, que copaban las instalaciones del cine, fueron desalojadas de la sala, los únicos reclamos que hubieron fueron del público asistente por la devolución del valor de las entradas y nada más. 


Al siguiente día, el Alcalde Antonio Hanna Musse, indicó que la comisaría municipal de espectáculos y su departamento de censura, habían calificado el filme para su proyección, pero para mayores de 21 años y los espectadores pudieran entrar con cédula en mano. Dicha comisión de censura estaba conformada por los señores Jorge Suárez Ramírez y Gerard Raad, y se ordenó el levantamiento de los sellos de clausura, e indicó que nadie puede violar la autonomía municipal así fuere el cuñado del presidente de la república. 


La carrera pública de Abdalá Bucaram se inició en 1979. En ese año fue nombrado Intendente de la Policía de Guayaquil en el gobierno del presidente Jaime Roldós Aguilera, su cuñado, mientras que su hermana, Elsa Bucaram, fue designada secretaria particular del presidente Roldós. 





El intendente Bucaram ya había realizado acciones que generaron conmoción entre la población. Inició una campaña contra la proyección de películas pornográficas en las salas de cine de Guayaquil y clausuró moteles y bares de la ciudad para impedir que el país “se convierta en Sodoma y Gomorra”. Se fue en contra de jugar pelota en la calle, cerró de manera definitiva la discoteca Manhattan por ser “un antro de corrupción”, no sin antes detener a 164 menores de edad encontrados en el lugar. Recuperaron su libertad 24 horas después, luego de ser obligados junto a sus padres a escuchar una misa celebrada por el Arzobispo de Guayaquil.


Llevó a cabo acciones de control de precios en los mercados y tiendas, incautando víveres y otros productos que luego fueron repartidos a los pobres de la provincia. Y muchas otras acciones que no dejaron de llamar la atención hasta de la opinión pública exterior.



Regresando al caso del cine Guayaquil, la decisión del alcalde Hanna Musse encolerizó al Abg. Abdalá Bucaram, y motivó a que fuera con varias camionetas llenas de policías y otras con mujeres sacadas del Guasmo, quienes daban gritos de apoyo al intendente haciendo sonar palos y mostrando cartelones. Su misión era  impedir que se levanten los sellos de clausura. Abdalá dijo que lo hacía por salvaguardar la integridad moral de los guayaquileños. 


El cine pasó clausurado por varios días y luego del entendimientos entre la Intendencia y el Municipio se pudo reabrir nuevamente. La película se siguió proyectando sin problemas, siempre y cuando los asistentes presente su cédula de identidad. Este hecho anecdótico, quedó para la historia bochornosa de nuestra ciudad.





Años más tarde, durante la alcaldía guayaquileña de otro miembro de la familia Bucaram se daría otro caso de censura, la victima: Martin Scorsese, pero esa es otra anécdota para otra ocasión. 


Un agradecimiento a Gabriel Paredes Villegas.

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